miércoles, 16 de octubre de 2013

Crepes & Waffles da un giro hacia la comida orgánica

La cadena de restaurantes apuesta a conquistar al consumidor que busca una vida más saludable.


Un extracto de remolacha, pera, manzana verde, limón y jengibre, y un crepe de humus de lentejas con yogurt griego, aguacate y salsa de tomates verdes, son dos de los platos que componen la nueva propuesta de Crepes & Waffles para conquistar a los consumidores que buscan un estilo de vida más saludable.
Bajo el sello ‘Crepes Arte-Sano’, la cadena de restaurantes le apuesta a experimentar con nuevos sabores, y toma la salud como su bandera, un esfuerzo que ya venía haciendo desde hacía algún tiempo en los puntos de venta ‘tradicionales’, en donde ya la totalidad de sus lechugas son orgánicas.
“El lema de la empresa siempre ha sido ‘Salud y Sabor’, yo tenía esta idea hacía 12 años pero hasta ahora se materializa. Este es el primer paso para cumplir con la promesa de darle a la gente los productos más naturalmente producidos, provenientes de pequeñas fincas que nos puedan proveer porque tienen prácticas naturales de cultivo y manipulación de los alimentos”, indicó Beatriz Fernández, quien fundó la empresa en sociedad con su esposo, Eduardo Macía.
De acuerdo con Fernández, la idea de esta nueva marca es que crezca de manera paralela a la tradicional y que también se convierta en un laboratorio en el que se experimente y cocinen platos que puedan alimentar la carta típica de la compañía. Eso sí, conservando siempre la política de hacer de la buena mesa un placer asequible a todos los consumidores. “Los costos de las materias primas resultan un poco mayores, pero se antepone la salud. El negocio está en el volumen, los platos se ayudan unos con otros para lograr la rentabilidad”, agregó.
Una historia que se cocina con innovación
Esta nueva etapa de la compañía representa una evolución del negocio, que comenzó en un local de la calle 85 con carrera 11 de Bogotá cuando sus fundadores eran apenas estudiantes universitarios.
“Éramos jóvenes atreviéndose a ensayar. Las primeras recetas eran de la mamá de Eduardo y se hacían en su cocina; muchos profesores pronosticaron que el negocio no duraría más de seis meses; servíamos la gaseosa caliente porque no teníamos nevera y le poníamos un pitillo de cartón. Pero rompimos las barreras mentales”, recordó Fernández.
Han pasado más de tres décadas desde entonces, periodo en el que la compañía se ha renovado innovando, para llevar a su clientela una carta con cerca de 400 platos. Tanto ha sido su éxito que solo en Colombia, Fernández dice, atienden a 22 millones de comensales cada año.
Según cifras de la Superintendencia de Sociedades, al cierre del 2012 Crepes & Waffles reportó activos por 113.696 millones de pesos e ingresos operacionales de 189.824 millones de pesos, lo que representó un crecimiento de casi 11 por ciento frente al año anterior.
Pero esta es solo la punta del iceberg para la compañía que tiene presencia en las siete principales ciudades del país, en las que completa 83 puntos de venta, entre heladerías y restaurantes: Barranquilla (6), Bogotá (31), Bucaramanga (5), Cali (10), Cartagena (5), Medellín (23) y Pereira (3).
En total, esta cadena emplea de manera directa a 3.700 personas, sin contar aquellos puestos de trabajo que genera de forma indirecta en los cientos de pequeños proveedores que han crecido a su lado y se han beneficado de su éxito.
Además, el sello se ha internacionalizado y ya está en 8 países: tiene 3 restaurantes en Brasil, 1 en Chile, 10 en Ecuador, 2 en España y 5 en México.
Respecto a lo que vendrá para el sello, Fernández prefiere no ahondar en detalles y dice que cada día marcará su destino, aunque está segura de que está construido con bases fuertes y que tiene un futuro prometedor.
“El valor de Crepes no está en las cifras, cualquier número es limitarla. Su valor es el impulso al desarrollo que trae al país”, sentencia la emprendedora.
Tomado: Cristina Bustamante
Redacción Portafolio